La nostalgia me
muerde
entre lágrimas puntiagudas
de híbrido carmín,
sé de sobra que hay días
donde todos
vamos hacia la tristeza,
a lo no nombrado,
hacia lo muerto.
Hacia el mar van
los labios que ya no hablan
y apenas sobreviven,
¿Qué de malo
tiene romperse?
en orfandad constante
sin decirle a nadie,
en un día de no
cumpleaños.
Presencia pura visión
de fuego,
incandescente recuerdo
donde guardar
aquello que termina,
aquello que enceguece,
con el brillo desnudo
de la fiebre,
con la espera lenta
y frágil de la muerte.
Corteza donde
la belleza es el signo
y el agua
su espesura,
musgo disperso que
escribe y resbala
como música que araña a
los amantes,
como silencio que
trae al presente a nuestros muertos,
en un día de no cumpleaños.
Feroz magia que habita
en ti para
conocer la soledad,
confuso jardín donde
habita el minotauro,
donde crecen las brujas,
donde humeantes
aúllan las Sirenas,
todas ellas y yo
cantamos hacía lo profundo.
En un no cumpleaños
alguien comienza
a excavar entre sus dolores,
en un no cumpleaños
alguien apaga la vela de ese
otro tantas veces,
y entre
eternidad se derrumba,
y otros tantos intentan
zurcir los pétalos a las flores,
y mientras tanto yo
en un cumpleaños
salto al vacío de la
melancolía,
voy a ese mar que
no se acaba nunca,
Mar …mar… de mis entrañas.
Natalia Correa.
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