Para mis lectores, cómplices, y amigos.

Busco compartir años de poesía aprendizaje, vicios y expectativas dejando libre la interpretación final.
Haciendo que la poesía se mueva y nos vaya mostrando algunas cosas que aún persisten en nuestra memoria. Ando en busca de poemas que no mueran, que me desafíen pero lo más importante que me brinden aprendizaje.
Como verán tarea nada fácil, pero confío que este dialogo abierto entre ustedes y yo dará frutos.
Bienvenid@s
Natalia Correa.

domingo, 5 de abril de 2015

Carta a la ficción



 Tiempo al tiempo, no había  tenido el silencio  necesario habitando en mí, como para  poder atravesarte  de  manera contundente. La  poesía sirve para   eso: para acomodar  o terminar  de  romper  el  alma.  Esta  carta te  la  escribo  especialmente  para los  días  malos, esos donde te saluda  la soledad  y se te clava  hasta las   costillas  atándote las  manos. Esas manos,  que saben  describir  universos,  que se me metieron tan adentro. Que aún ahora  habitan  bajo la  sombra. Justo a   ese   gesto tuyo que se come  el mundo, que coqueta  y  grita casi   musitando.
Compartir la fortaleza de tus ojos,  en medio de esta   astuta  niebla  es lo  que  hoy  me  hace  escribirte.  Hay  días  donde  tengo lágrimas de cocodrilo,  incapaces de manchar la tinta   con la que ahora  te  escribo. Siempre quise tu felicidad.   Y  aunque  haya     errado    tantas veces,  por momentos  creo que conseguí mi cometido. Ser feliz contigo,  ser feliz sin tÍ, pero siempre  con nosotros hilvanando el pensamiento.
Anuqué   te confieso  hay momentos  en donde también me pierdo, donde también me escondo,  incluso días  donde desearía no haberte conocido. Luego pasa el tiempo  y olvido esa amarga sensación. Y entonces, guardo pedazos de ti en  algunos  sueños que entierro.  Y es así,  como espero  mientras el sol quema, mientras el sol  arde. Que regreses un poco  con  esas olas  con el tiempo  atravesado,  para poder lloverme  y así caminar  hacia el mar  con  calma y  sin  miedo.
Por ahora es todo.  Pero no te preocupes un hilo rojo se encuentra  en  nuestras manos,   aunque se   rompa, se enredé, se  contraiga,  o parezca  no existir. Será la guía para  ir en  busca  del minotauro; sabrá  justo  donde dejamos   nuestros   corazones la última  vez. Además,   nos dará tiempo para escribir la mejor historia   de ficción, entre lágrimas de cocodrilo y venticas que de noche  se hacen perversas,  que de noche, se  hacen reales. Entre ese  hilo rojo, que se corta y nos asfixia, entre ese hilo rojo  que   se regenera,  que persiste y resiste nuestro propio  orgullo   habrá  un espacio para  revelar ese mundo  subterráneo que muchas veces le llaman amor.

                                            Natalia  Correa Texto y  foto.