Para mis lectores, cómplices, y amigos.

Busco compartir años de poesía aprendizaje, vicios y expectativas dejando libre la interpretación final.
Haciendo que la poesía se mueva y nos vaya mostrando algunas cosas que aún persisten en nuestra memoria. Ando en busca de poemas que no mueran, que me desafíen pero lo más importante que me brinden aprendizaje.
Como verán tarea nada fácil, pero confío que este dialogo abierto entre ustedes y yo dará frutos.
Bienvenid@s
Natalia Correa.

lunes, 19 de agosto de 2019

AVE FÉNIX



La tristeza es un  alimento fino,
de lenguaje  sabio e    invulnerable,
hace tiempo  que no soy  feliz
 pero  estoy   en  calma,
 sin  embargo, a   veces me  lluevo 
 en  brazos  desconocidos,
a  veces  observo 
 cuando  alguien  más   se  rompe
 y  junto  sus   pedazos,
 no  hace  falta  decirte  que te  siento   en   el   paisaje,
 en  los   ojos   de  otros,
 en  el  silencio  cautivo  de  mis   palabras,
 puede  que  no te  lo  diga  porque  ya no  pueda
pero  esto  de romperse  trae nacimientos
alas  e incluso fuego.

La  ausencia   prolongada   se  vuelve  sombra,
 de sabor  agridulce,
 porque sólo  así  entendemos
 que  estamos  hechos  de  sangre,
 que nuestras   palabras   nos  convocan,
pero  que  escribir  duele
 sin  embargo,   se  vuelve  necesario,
para  no aferrarse
 para no morir  una  y   tantas veces.

 Desde  la  herida  la  soledad
 se  conoce  amplia,  taciturna,   y  descarnada,
no  habrá  nadie,
y  este  podrá  parecer   un  dialogo  sin  rumbo,
un lacerante  destino a donde  ir  año  con  año,
la  quietud  espanta  a los  fantasmas
 si  es  que  los  hay.
               
 Volver a   las   raíces  es  conocerte  de  otro  modo,
como fruto   dulce   como  cobijo,
 te  has  vuelto  un  afinador  de  pianos
en  el plano  celeste,   en  el  plano   profundo,
un Do colmado en  su  bravura
un Mi  intangible casi  transparente,
eres ahora  la música,  que  acompaña mis  días   tristes.

 En  mi pensamiento  el  tiempo  se  ha  vuelto una luz  frágil,
 que conoce  la  penumbra,
 cuando mis huesos  se vuelven  aullidos   cansados,
 ahí  está  tu  recuerdo  para darme  aliento,
 porque no hay nadie  absolutamente  nadie,
 este   es  un  camino  donde vamos  solos,
quise  sacar  las últimas  lágrimas  de mi pecho
 que  han  estado ahí  para   alimentar  la   sed   de  otros,
 quise  esconderme,
incluso  dormir   días  enteros,
pero no,  la cobardía  no ha sido lo nuestro papá,
cuatro años  donde  tu ausencia  es motivo y motor
para  no morir  para  alzar la  voz, y resistir.

 En  mi  cuerpo  hay  reconstrucción,
cicatrices, incluso lucha,
 existen  días  que  cuesta   tanto   entrar  al mundo,
en mi país  donde  la belleza y la  sustancia  van  desapareciendo
a  causa  de la muerte,
probablemente  las  formas  en  que ahora   me  habito,
 engendren  monstruos   capaces de  enfrentar
 la realidad   rapaz y dura,
 sabemos  que  en  mí,  pocas veces hay ternura
 que justo en  noches como  esta,
  te digo ven… ven quiero  verte
 y  ante  un imposible  me desdoblo  como mantis   religiosa
 en  espera   del  abismo,
 y  sin  embargo  ahí  está  tu  sonrisa,
  que hoy como ave  fénix me visita.

  
 Natalia Correa.