Para mis lectores, cómplices, y amigos.

Busco compartir años de poesía aprendizaje, vicios y expectativas dejando libre la interpretación final.
Haciendo que la poesía se mueva y nos vaya mostrando algunas cosas que aún persisten en nuestra memoria. Ando en busca de poemas que no mueran, que me desafíen pero lo más importante que me brinden aprendizaje.
Como verán tarea nada fácil, pero confío que este dialogo abierto entre ustedes y yo dará frutos.
Bienvenid@s
Natalia Correa.

jueves, 28 de julio de 2022

LIQUEN DORADO

 
En espera
de lo inexplicable,
de lo indómito,
en la arena de mis pasos
sólo existen palabras ardientes,
mi intuición se desborda sobre mis errores
como la leche recién quemada
por la espera, la melancolía, y la rutina,
sobre mi cocina
como sobre mi cuerpo,
las hierbas y las raíces
se cuelan a la intemperie.

Escribir es un redoble salvaje
que he ido postergando,
por la avaricia de amores mediocres,
por la tristeza constante del pasado,
la imaginación de mis senderos sobre mi vientre
no me permite descansar,
anudo entonces el lenguaje
en metáforas filosas,
donde el dolor agota y atrinchera.

Y entonces la vida macerada por los años
le da al mundo una esperanza,
sin embargo, un temblor desconocido
nos descoloca y nos vulnera,
y espera su revancha,
antes de hacer evidentes nuestros huecos,
una sed de puertas abiertas
por el recuerdo que nunca ha sucedido,
se vuelven nítidas sombras y así cobijan a los fantasmas.


Este cuerpo que al amor vuelve insaciable,
estos ojos que tejen un plan siniestro
para reflejarse en las brasas,
en el calor que como humo se agolpa
y no nos amedrenta.

Agua bulliciosa palpítame, escóndeme,
tiñe mi existencia descarnada,
asómbrame, asómate durante la noche,
dale a mi soledad los cuervos necesarios
para desafiar al destino.

Furiosa memoria
que entiendes a las bestias y sus abismos,
que conoces el límite de su ternura,
Y que sabes que en la herrumbre
se encuentra su palpito y su silencio,
desdóblame en un canto salado,
devélame ese frágil conjuro para avivar al viento.

Has de mi boca un espacio para cocinar placeres,
antes que la muerte ocupe su espacio,
intoxícame con ese liquen dorado
que el poema trae consigo
dale leguas y milagros al deseo,
que la semilla de tus ojos ha esparcido.

Natalia Correa Márquez.