Para mis lectores, cómplices, y amigos.

Busco compartir años de poesía aprendizaje, vicios y expectativas dejando libre la interpretación final.
Haciendo que la poesía se mueva y nos vaya mostrando algunas cosas que aún persisten en nuestra memoria. Ando en busca de poemas que no mueran, que me desafíen pero lo más importante que me brinden aprendizaje.
Como verán tarea nada fácil, pero confío que este dialogo abierto entre ustedes y yo dará frutos.
Bienvenid@s
Natalia Correa.

martes, 17 de noviembre de 2015

CALOR




“Habítame, penétrame. Sea tu sangre una como mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.
Con esta sed quemándome.
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.”
Juan Gelman.


 La metáfora   de fuego  que el calor   trae consigo,
develará  tu nombre sobre el  mar
me hará bordearte  y así sentirte,
ahí  sobre las  olas   como una sombra   ingrávida,
 de húmedos pliegues  dispuestos a   desaparecer.

Resbalar como agua  entre un aullido,
donde la   noche canta  y la palabra  se despierta,
saber  que me miras  y el deseo circula en  tu  rostro,
hará que el ayer  esta noche coincida,
 acercarme … para jugar  el juego del silencio,
para  justo  poner en  tu boca  frutos  de una  época distinta,
y soltar los  andamios  de mi lengua,
  sobre tus  alas  de pájaro  de fuego.

La  ciudad  y mi  cuerpo  arden,
  sucumben  se  arquean,
incluso  desfallecen  sin embargo,
  mi corazón me alumbra  vagamente
y conoce un lugar donde habitan los  lobos,
donde ser animal
 no implica despilfarro  sino  astucia,
 donde  un fuerte  zarpazo 
significa una noble caricia  a   tu rostro,
 y  así me   transformo
 y  así   te concedo  un calor infinito.

Un calor que ilumina  al mundo
y se abre sobre ti
ahora no importan las  llagas
ni los   chacales del pasado,
escribir en tu nombre
 me arranca luciérnagas de los  parpados,
 y panteras de las  rodillas,
 la metafísica de tu cuerpo
 borra del mío  lo  aciago.

Ante tu sed de tigre negro
te incito, te persigo,  me desdoblo,
soy un abismo  que arde y  arde  ante tus ojos todavía.

Natalia  Correa.