Para mis lectores, cómplices, y amigos.

Busco compartir años de poesía aprendizaje, vicios y expectativas dejando libre la interpretación final.
Haciendo que la poesía se mueva y nos vaya mostrando algunas cosas que aún persisten en nuestra memoria. Ando en busca de poemas que no mueran, que me desafíen pero lo más importante que me brinden aprendizaje.
Como verán tarea nada fácil, pero confío que este dialogo abierto entre ustedes y yo dará frutos.
Bienvenid@s
Natalia Correa.

martes, 19 de octubre de 2021

Cicatriz

Este cuerpo no es mío,
en el no hay dos cicatrices,
sino una selva cromática
con olor a cúrcuma y aceite de eucalipto,
en este cuerpo los nudos
en los músculos se vuelven montañas,
las articulaciones gastadas un fuego ardiente.
la cojera es entonces una forma de saltar los muros,
la ceguera izquierda un cristal desafiante
que como espejo refleja no lo que me falta
sino lo que soy.

Este cuerpo cárcel a destiempo
recinto sagrado que ante la fisuras
centellea y enceguece,
con las entrañas y la rabia
se imanta y trastoca
los vestigios de un lenguaje.
por arder en la oscuridad.


Justo en lo más denso,
antes de que el sueño nos atrape,
buscamos lucidez como luciérnagas,
buscamos aquella palabra que se desdobla
en esa alquimia poderosa,
para no morir.

Darle a mis hombros la fuerza
que mis piernas necesitan,
caer una y otra vez
hasta volverme equilibrista,
ante todo pronóstico,
amor de violenta lucidez
se sabe ahora descubierto,
escribir a media voz, a lagrima viva,
porque el dolor a veces me amedrenta.

Cuerpo dame tiempo
de descubrir lo que aún falta,
de encontrar las caricias despiertas,
la deliciosa sombra y su incesante cardumen,
de néctar efímero
envuelto en largas noches,
de profunda cicatriz.

Natalia Correa.


lunes, 20 de septiembre de 2021

DESTIEMPO

Demasiado lejos
en los retablos inusuales del destiempo,
ahí yace mi nombre,
hacía allá va tu cuerpo,
cansada la memoria se cobija en el extravió,
han sido tanto frutos,
como fracasos,
que ya no existen lazos posibles
que puedan encontrarnos,
y así el temor se agranda,
la mirada centellea
en una luz que arrebata
cualquier oscuridad,
pero borra todo futuro,
dentro de nuestra piel.
dejando sólo la hiel
como tinta sobre el papel.

Y en un último aliento
a mí me toca vivir
enhebrado historias,
para que no desaparezcas,
dejar en el vaso de agua,
en la gota, en la lluvia
un latido exacerbado,
donde las palabras
aún muertas encuentren su motivo.

Para caminar entre hilos de fuego,
ante una presencia salvaje,
hace falta valor hace falta coraje,
una ausencia tan honda
que por la noche aún ronda
entre las sabanas descansa
y con los sueños se amedrenta.
 y como raíz de lúgubre carmín se presenta.

Natalia Correa Márquez

 


sábado, 13 de marzo de 2021

CARPE DIEM

Vivir es como bailar
deslizarse dentro de voces contiguas,
tomar el sol, darle al café
el poder de develar un destino,
andar a tientas buscando a las hormigas,
olvidarse del miedo por un rato,
darle al silencio y a la soledad
la oportunidad de ser tus compañeros,
cobijarte en el árbol donde tu padre ahora da fruto,
comer mandarinas para conocer las palabras
de ese sabor agridulce.

Insistir para soplar el humo de la vida
como las velas de un cumpleaños,
y no desfallecer,
bailar dentro de los abismos
y las cicatrices,
mover los músculos a fuego lento
lloverse entre las palabras
que tiñen a tu cuerpo,
saber que la lagrima es un río
de horizonte abierto,
y aunque la muerte
amedrente tus ganas
entierre a tus muertos
y dejé en ti un color sombrío,
baila con la furia de la resistencia
vierte en ti el espíritu de la desobediencia.

Has de tus errores un instinto
bordado de tinieblas,
tambaleate y incluso vuelve a caer
pero no te pierdas
el fugaz encuentro con la vida
que justo hoy baila, baila, baila
entre tus manos.

Natalia Correa Márquez.


jueves, 4 de marzo de 2021

LAS REGLAS DE LA SAL

Trazan un equipaje sombrío,
sobre los ojos existe
un espacio de roble y semilla,
donde había electricidad
sólo queda una lava sedienta,
de color deshabitado
y piel que a toda prisa
con aquel ruido se va alejando.

A todo riesgo las lágrimas
sé vuelven insomnio,
relámpagos que custodian a lo muerto,
y cantan al viento,
sin embargo, algo sobrevive
un rugido trepado mar adentro,
encriptado los astros y el movimiento.

Tu boca tan mía en su terquedad,
escribe las palabras,
quitando el amor
dejando los fantasmas,
las reglas de la sal
se disuelven entre las manos
y no hay nada que pueda hacer
para revertir el tiempo.
ahora tenemos una melancolía
en pasado vertida.

Las reglas de la sal son tan inhóspitas
que me ahogan hasta palpar el fondo,
y busco exorcizarme la tristeza,
sin tocar la cicatriz.
y entonces hablo desde la ausencia,
de lo perturbador que resulta
que todo vaya desapareciendo.

Esta realidad tan desequilibrada
me entumece las costillas,
me provoca sed y me quita el aliento,
aquel nocturno movimiento,
hace que me llueva en una esperanza
totalmente desierta.

Las reglas de la sal se comparten,
adquieren nombres distintos,
se vuelven una cadena de fuego
que quema y alumbra,
hasta hacernos vulnerables,
y con el peso de los días
todo se convierte en un arpegio.

Las reglas de la sal nos demuestran
que una vez que pierdes no hay marcha atrás,
que la soledad es un leal alimento,
y que la sombra es el verdadero condimento
para escribir sin piedad.

 Natalia  Correa  Márquez