Ha de sonreírle al mundo sin doblegarse,
se
convertirá en enjambre de palabras
sobre tu cuerpo,
justo para
cerrar la herida,
travesía cargada de fantasmas
y memoria
con un
deseo entre las manos,
luego el viento como un tigre
luego el viento como un tigre
estará justo ahí
para saciarnos,
para quitar la tristeza de
este mundo ciego,
de desnudez
prestada.
Esta mujer que soy
también se
muere de tristeza en
horas largas,
le concede al placer
salvajes atributos para
nombrarla,
hace de la
música su argumento
más fiel
se cura con hierbas,
arde, y se llueve,
en otros rostros te busca,
te busco, nos buscamos.
en
otras bocas aprende a nombrarte a
escondidas.
Soy la que pierde y vaga como animal herido
a la
sombra de la noche,
la que transita
en el combate
de lo anegado
y sale ilesa,
depredadora invisible,
de vientre
hondo,
la que habita
el silencio
como
una casa, como
una fruta,
y se acuesta a la sombra de un árbol
para volverse tierra.
Mientras tanto la
mujer que nunca
fui
consulta historias
del pasado,
me guiña el ojo,
transita libre
y diurna
a veces me
lanza conjuros para
conciliar el sueño,
en esta
ciudad donde pocos muy pocos
son los
que duermen.
A
manera de tarot
el
tiempo se presenta tibio,
para darme la
hora,
para extender
su calor
para penetrar
mi garganta
y darle voz a
lo que no existe todavía.
La mujer que
seré araña los huecos,
pensará en futuro,
será una hoguera que alumbra y desemboca
tus pensamientos,
ha de intuir
lo que has sembrado en su pecho,
vendrá
a ti como jazmín
blanco y gardenia liquida
cuando las pesadillas
te arrebaten la calma.
Ella y
yo sabemos que escribir se vuelve arma
para disipar
la crueldad,
agua
salada para secar lo que nos duele,
un mar entrañable donde
habitan las sirenas,
donde la gente se ahoga y se
salva a la vez
y así
cae la moneda que ha
de cambiar la suerte de tantos
y la mía también.
Natalia Correa Márquez
1 comentario:
Te muestras como eres, fuerte y sensible, amante de la vida y el amor.
Me encantó.
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