Arácnido suspiro se anida
en mi pecho,
tic tac tic
tac
los
besos intranquilos susurran mil palabras,
tic tac
tic
a fuera llueve salada tinta
que cae del
cielo,
aquelarre
marina de vinagre
y azúcar,
que no
da consuelo.
Él no
está y por ahora
no existe,
él se ha
hecho de palabras
voraces,
y
promesas sin tiempo,
él se cuece en las entrañas de mi pecho.
Esteparia condición que en
mi sobrevive,
y anega
mis pies descalzos,
intento alcanzarte y en mis
manos sólo hay
humo,
humo que
vuelve del infierno
que viene desde
abajo,
que se
cocina a la intemperie.
En
silencio una se marcha dejando
atrás
una
afilada figura,
una
estela fulgurante
un espejo e
incluso una fotografía
y
entonces ardo al ver sus
ojos hechos aguijones,
a través
del cuervo a través del prisma,
Algunas veces su nombre
resultaba ser la primera letra del
abecedario,
y ahora sólo queda una húmeda marea de celos encendidos.
Natalia Correa
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