La tierra es una
nube que suele
anegarse con el pensamiento,
una escala con música incompleta
que se recrea a la deriva
para mantenernos despiertos.
El fuego que en ella
existe,
apenas gira las cuerdas,
una danza han sido sus letras,
un campo abierto
un corazón minado,
entre las manos,
palabras
de venas abiertas.
Revierte las palabras
en pequeños conjuros
deshace lo que toca
minúsculo secreto
de tumbas habitadas
que alejan al amor
dejándola sin nada.
Mujer sombrada
ave que vuela,
por el fondo
hacia dentro,
fulgor carnívoro
que sigue en sus
pasos.
Entre sus labios
un verde sueño
un solo grito,
encendido todavía,
sierpes aladas
que huyen hacia el litoral
veneno furtivo
que al enamorado
lo vuelve mendigo.
Su poesía rota
por bestias cautelosas
resulta inextinguible.
mujer que:
afina
clava
siente
y pelea,
mientras el aire interrumpe
y una ola la bordea,
es ella la endemoniada
Sirena Negra.
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