Para mis lectores, cómplices, y amigos.

Busco compartir años de poesía aprendizaje, vicios y expectativas dejando libre la interpretación final.
Haciendo que la poesía se mueva y nos vaya mostrando algunas cosas que aún persisten en nuestra memoria. Ando en busca de poemas que no mueran, que me desafíen pero lo más importante que me brinden aprendizaje.
Como verán tarea nada fácil, pero confío que este dialogo abierto entre ustedes y yo dará frutos.
Bienvenid@s
Natalia Correa.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Beso abierto

Relámpago y sed
visten la lengua del pájaro,
como espejo derramando quietud
antes de la noche,
por eso, los buitres abrazan arena
como verdes palabras,
que aún no crecen,
que aún no existen,
mientras alguien habla de la carne
y sus desgarraduras.

Por eso es que un beso abierto
elimina las formas,
presiente a los prodigios,
que han de volver
con el delirio entre sus páginas,
con racimos de arcilla,
y alfabetos de historias.

Lejos en lo profundo,
entre aullidos y navajas,
hay un mundo que se desviste
con violencia y locura entre sus piedras,
con remanso y amor entre sus calles,
para desvanecerse y vivir,
para desvanecerse y mezclarse,
con el polvo: agónico vestigio de los años.

Los espacios y ausencias que deja el beso
conocen lo humano, e intuyen el hambre,
son frontera y suenan a mitad del invierno,
cántaro de tierra ausente e innumerables huesos,
transparente cuerpo que se rompe,
mientras los albatros van probando la sal
van siguiendo el rastro.

Beso, antídoto que reposa en el mar,
escrito beso en hojas de bosque, con el aire,
estupor a tientas que construye los días
inmerso en el discurso, sin dolor y con vaivén,
mientras se escupe, mientras se muere,
el beso crece, el beso existe
abierto a la poesía del instante.

Natalia Correa.



Pintura: Mar Gasca.
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