le pido a mi corazón que no escape,
que enfrente su acuosa fortuna,
que se diluye entre mis manos,
para que su amor perdure y no se lo lleve nadie.
pero por ahora todo es veneno.
A la sombra escribo,
con la certeza de que todo puede olvidarse,
las palabras voraces he indelebles,
que fueron francas y plagadas de belleza,
pero entre la hierba y algunas flores,
hay musgo que resbala y araña
y así vamos nuevamente sin certeza,
y sin embargo, aquel dolor no me amedrenta,
recurro a los fantasmas sin forma, sin futuro, y sin sentido,
tiro al mar cualquier recuerdo tuyo,
mientras mi vengativo estruendo,
se mueve como música,
¿Qué significa quebrarse?
ver en aquellas pupilas un refugio indómito?
que como bruma se disipa,
palpar aquellos errores y cocerlos a tu costillas,
caminar, dolerse y tan sólo parar de golpe,
derrapar ante la herida y olvidar la primavera.
Estar anclada a un presente
que parece presagio de la muerte,
enraizarse a lo perenne
desplegar las alas rotas,
y habitar las lágrimas aún vivísimas,
y así saber que la sangre bulle,
que el silencio tirita,
que el amor protege,
que las estrellas tejen su brillo
antes de desaparecer
entre abismos y desventuras.
Natalia Correa Márquez.
Autor: desconocido.
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