Y entonces vinieron las noches amargas a solas, justo cuando tenía en mi boca tu recuerdo me apretaba junto a ti. Y tuve miedo que me quisieras más de la cuenta ¿Cómo vas a querer algo que se diluye? ¿Algo que se extingue? Las palabras por la noche venían todas juntas pero les concedí silencio. Me quedé inmóvil ante tus manos:
Tú sabías que temblaba
y ardía al mismo tiempo
que la angustia llegaría
como antídoto te besaba rápidamente. Como si hacerlo fuera acto necesario para respirar, así torpemente te mire a los ojos te seguí los pasos. Y entonces las palabras comenzaron a dolerme y tuve miedo tanto o más que ahora.
Natalia Correa