Yo diré pájaro, cinco veces pájaro,
y tú dirás ombligo, ombligo, ombligo
y así sabré que la palabra vuela,
que la semilla insiste
en el conjuro del poema ,
y entonces seremos matemática,
sumando los paisajes oscuros
de nuestras presencias,
restando distancias,
para conocer el deseo y la
sangre
que nos alimenta,
sacando todo de raíz
justo al infinito.
Yo diré amapola hasta
clavarte
el pecho en la tierra,
tú quedarás en mis ojos
como señal y orbita,
porque bajo mi nombre
el error no disminuye
la experiencia
lo transforma,
justo para devolver
lo que el olvido arrebata,
para abrazar tus pasos cada
día,
como fuego silencioso
siempre adentro.
adentro de tus entrañas.
Yo diré diez veces viento,
para extender el espacio
donde respiramos,
mientras las calles se transforman
con vagabundo filo y suculento sueño,
tú sabrás que camino
echa raíces,
que nube se desintegra entre la lluvia,
que el amor existe mientras
la existencia brota.
sólo para pulir la noche y sus
posibles estrellas,
y así entender el perfume
que hoy nos
acompaña,
en esta vida nueva.
Natalia Correa Márquez.
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