los circunda la marea,
mientras el agua terrible,
se bebe los mundos,
y escupe palabras
que duelen,
como estrellas,
por unos segundos,
cuando todo arrasa
cuando nada queda,
las grietas apagan deseos,
los ojos se inundan,
y las manos se ahogan con penas.
La tierra hace de sí
registro furtivo bajo el agua,
se desvanece y se anega,
en un despoblado cuerpo
que retiene café mientras recibe la noche.
Tempestad
ancla que deletrea
su profundidad,
mientras se va
desbordando su caudal,
gota a gota a sangre fría
cada día de manera tan veloz
se siente ya la pesadilla.
Extraño río que ha escrito
sin saber a donde va,
las acuáticas formas
del instante, del ahora
que descubre y discute
el significado de la pobreza,
y su tan heroica resistencia,
mientras el sur se debate
entre el agua, la esperanza,
y sus sombras bastante desiertas.
Natalia Correa