Para mis lectores, cómplices, y amigos.

Busco compartir años de poesía aprendizaje, vicios y expectativas dejando libre la interpretación final.
Haciendo que la poesía se mueva y nos vaya mostrando algunas cosas que aún persisten en nuestra memoria. Ando en busca de poemas que no mueran, que me desafíen pero lo más importante que me brinden aprendizaje.
Como verán tarea nada fácil, pero confío que este dialogo abierto entre ustedes y yo dará frutos.
Bienvenid@s
Natalia Correa.

viernes, 8 de enero de 2010

Correspondencia Poética

"Allí estuvimos, como agujas de reloj,
marcando el no tiempo […]
Y yo mordí, lento, el cuello de nuestra correspondencia.”"
Si el ser humano se arranca
dentro del riesgoso vaivén de su palabra,
abominable profundidad tocará su ser,
para hundirnos de golpe
en el lenguaje húmedo de los pájaros,
en la sentencia liquida del océano.

Astuto deseo que arde entre las manos,
viene de manera transparente con el pasar de los años
simulacro sin peso que abarcará los siglos,
oscilante energía que reconocerá la sombras
mientras la demencia no extinga
lo que hoy no se nombra.

A sí contemplo los brotes inmóviles de tu poema
en la anchura de la calle y en el fuego indomable
de nuestra compañía… para ser, para existir.
Surge así el agua que tanto te ahoga y alimenta.

No voy a tejer tu cuerpo en el sopor de la pesadumbre,
para morder almohadas y contar ovejas,
para guardar silencio, y no decirnos nada
subir un árbol, contar belleza para luego
evaporarnos muy adentro de manera dolorosa,
y sentir la ausencia triste de la tarde.

¿Seremos soledades que por miedo no se tocan?
Sin embargo, flotan volátiles ante tu olvido,
Amor que no se dice, pero se conoce
en punzante verso que naufraga todavía,
para negar el beso que existe por encima del suelo.

Ambos sabemos que eso no servirá de nada,
porque “Lo vivo” busca espacio para crecer
y enraizarse otra vez.

Si el ser humano se arranca
sabremos qué es lo que duele,
dormiremos los gestos
sin aquél placer dulce
que conoce la risa pero también la calma.

Asustados, cada quien se extraña
y se muere en el aire o en el agua,
como dos extraños esperamos el milagro
encendido en fulgores,
preguntando si escribirás, si volverás
si olvidarás nuestros temores.

Natalia Correa.

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