"Mi amor es una fiebre que incesante
ansía lo que su virus alimenta,
porque en mi mal mi gusto se apacienta
y es por sí enfermo el apetito amante"
ansía lo que su virus alimenta,
porque en mi mal mi gusto se apacienta
y es por sí enfermo el apetito amante"
Con los años el poema ya no es hoja
en blanco,
aquél refugio intransferible o aquella palabra sabia,
cuesta y duele
saber su precio,
desprecio confeso,
es eso que nos roba
el aliento,
piel
donde están las marcas
de las equivocaciones,
cuerpo invisible que toma las armas
ante un mundo siniestro.
Vacio que juega y descansa
en una sola vela,
elixir que
envenena
vamos subiendo,
seremos breves,
mientras estemos tan solos.
Poema: fisuras que desvisten y dan
calor,
arpón asesino en un
mar inmenso,
deja de arrinconarme
dentro de la fragancia de lo enfermo,
cuenta conmigo si,
pero
no me mates.
pleamar infinito en lenguas
propias,
desprende lo que fue y lo que no ha sido,
cobarde esbozo de mi misma
podrías ser
valiente,
y no
llamar a la fiebre
para contestar tus preguntas.
Brota como
nadie,
saca a los fantasmas
de este corredor nocturno
que anuncia la despedida,
de
aquellas promesas que se
hicieron agua
solamente con la semilla,
abre los ojos y
deslízate,
entre estas húmedas
paredes
de cristales y lagrimas tan vivas,
con las llamas y el sudor te vuelves
inexacto: poema.
Me derrumbo con la boca seca y
triste,
entre tu geografía tan esteparia, tan continua,
apenas pueda ponerme
de pie
te romperé las piernas,
me
abalanzaré salvaje y con vida.
Ten presente poema:
la oscuridad con la que me convocas
me levanta y me impulsa
a un sueño intangible,
donde serás una raya más al tigre.
Natalia Correa.
Ilustración : Natalie Shau.