mientras el dolor aparece por las grietas de la risa,
en los sueños de mi almohada.
Dame lágrima que trasgreda los motivos del color,
ceniza y cuerpo para tolerar la ausencia,
palabras que defiendan lo que el amor significa,
porque hoy con el miedo y las horas yo me rindo,
teniendo una lágrima de bordes salados entre las manos,
y un recuerdo cobarde y una mujer cobarde
hecha pedazos hasta los huesos
Niebla en curso, imagen que amanece herida,
insepulta con otros ojos,
mundo triste y carnicero
que conoce la fidelidad y lo profundo del sueño,
usurpa la sombra y exorciza raíces
en un soplo de horas que presienten el mundo,
en un denso mar que conoce la playa.
Uno, dos, tres, para pensarlo al revés
tres, dos, uno, y que ya no sufra ninguno
uno, tres, dos, la respuesta está en la voz
que cuenta primero uno, después dos
y para buscar el tres
emprende viaje a Neptuno.
Pero no sólo eso sujeta mis costillas,
al puro no... Al simple sí,
dejo caer silencio como lluvia,
en brotes de diluvio,
en brotes de rocío,
Así de este sueño turbio yo me despedido.
Por eso insisto...
sin culpa ni ansia
en donde no.
Solo en el silencio
del sueño sideral
podremos estar lejos
de todo bien, de todo mal
tres, dos, uno
y que ya no quede
ninguno.
Natalia Correa y Pablo Dacal.
*El Texto en rojo pertenece a Pablo Dacal.
(Si quieres
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